La Referencia e inferencia por contexto

 

 

La Referencia

El Habla popular es muy rica en expresiones verbales nuevas. La palabra perro, por ejemplo, puede ser considerada como una metáfora cuando se utiliza para referirse a un amigo, pues asocia los valores culturales atribuidos a los perros fidelidad, cariño, etc. a nuestras propias amistades. 

La Referencia es una de los aspectos más importantes de la comunicación, dado que permite a un emisor identificar algo en relación con la realidad a la que hace alusión. Para lograrlo, el emisor utiliza ciertas expresiones que relaciona cada palabra con una o más entidades reales. Por lo general cuando hablamos nos referimos al mundo a nuestro alrededor, esto significa que el referente es el objeto o el hecho concreto del mundo del que hablamos. 

Para cada palabra existe un rango de referencia, por ejemplo, si se pronuncia la palabra perro, tanto el oyente como el hablante tienen un marco de referencia común: ambos comprenden que se hace alusión a un animal doméstico muy inteligente, que es leal al hombre. Además, el humano cuenta con la habilidad de vincular elementos que desconoce con nombres o expresiones inventadas. En Colombia, por ejemplo, se usa las palabras perro caliente para referirse a una comida.

Esa Referencia se tiene que vincular estrechamente con el contexto para que las palabras cobren sentido. De esta manera, si en una conversación se está hablando sobre la comida preferida y, a continuación, uno de los interlocutores afirma el gato es negro, lo más probable es que se genere una gran confusión entre los oyentes, dado que el lenguaje se usó sin ningún criterio pragmático. Pero si se inscribe el enunciado en un contexto, la referencia tiene sentido: sí a alguien se le pierde una mascota y le pide ayuda al vecino para encontrarla, podría decirle, como parte de las indicaciones para que la reconozca, que el gato es negro. Una vez la frase es colocada dentro de una situación comunicativa concreta, el gato adquiere identidad. Esto significa que la frase ahora hace referencia a un contexto que es compartido por el emisor y el receptor.

Ejemplos:

=è Hombre, Pepe, cuánto tiempo. ¿Cómo quedaste con aquella organización religiosa en la que querías que te admitieran?

=è Buf, te cuento. Me exigían que estuviera tres meses sin tener sexo con mi mujer.

=èVaya, ¿y qué tal?

=è Hombre, el primer mes lo llevé bastante bien. El segundo fue algo más duro, y al principio del tercero estaba ya que me subía por las paredes. Total, que una mañana, ya no podía más. A mi mujer se le cayó un tomate al suelo, se agachó a recogerlo y yo no pude soportarlo y le salté encima.

=èCaray. Te tirarían de la organización…

=èSí, de la organización y del Carrefour…

 LOS ADVERBIOS COMO INDICADORE REFERENCIALES

En muchas ocasiones se considera que el adverbio no tiene mayor importancia en el lenguaje oral y escrito, pero el humano lo usa constantemente para indicar un determinado punto de referencia que hay que tener en cuenta para entender cualquier enunciado. Ayudan a identificar características del espacio, del tiempo, de los objetos, de las situaciones o de las personas a las que se refiere el emisor.

ADVERBIOS DE TIEMPO: Hoy, mañana, ayer, esta mañana, etc.
Ejemplo: Mañana nos vemos a las ocho
ADVERBIO DE ESPACIO: Aquí, allá, por ahí, etc.
Ejemplo: Ven acá
ADVERBIO DE MODO: Bien, mal, estupendamente, regular, despacio, deprisa, así, tal, como, aprisa, adrede, peor, mejor, fielmente, etc.
Ejemplo: Estuve regular en el examen.
EPISTEMICOS: Adverbios de afirmación (sí, también, cierto, claro); adverbio de negación (no, jamás, tampoco, nunca, negativamente); adverbios dubitativos (acaso, quizás, tal vez, puede ser a lo mejor, probablemente, posiblemente)

 El contexto discursivo

 La lengua no solo funciona para comunicar algo sobre nuestro contexto inmediato. Los seres humanos, a diferencia de los demás animales con sistemas rudimentarios de comunicación, podemos hablar del pasado, del futuro o incluso de fenómenos imperceptibles o eventos ficticios. En cualquier caso, nuestros mensajes se construyen dentro de un contexto discursivo: un conjunto de elementos extralingüísticos que determinan la producción de un enunciado, así como su significado. En consecuencia, el contexto comprende un conjunto amplio de factores sociales, culturales y cognitivos, así como las circunstancias del espacio y del tiempo en las que ocurre una situación comunicativa. Por tanto, si en una conversación un sujeto habla sobre un episodio de su niñez, los estudios que haya realizado, su situación emocional e incluso la relación afectiva que tiene con el otro interlocutor, estos factores condicionaran su discurso.

El contexto discursivo es importante en la comunicación escrita, en especial, en la literatura. En efecto, los hechos que ocurren en una novela o en un cuento suceden dentro de un contexto creado especialmente para ese universo. En el contexto en que se comunican los personajes se proponen nuevas reglas que no siempre son las mismas que las que el lector debe cumplir en su realidad y, por eso, los referentes a los que aluden dichas reglas pueden ser propias de un mundo literario particular.

Este fenómeno es conocido como la ficción y sucede cuando un autor hace una aseveración verdadera, aunque no lo sea en la realidad, al mismo tiempo que el lector simula admitirla como tal, es decir, acepta un pacto ficcional. En este, el autor establece una serie de convenciones que deben ser coherentes, incluso si difieren de las convenciones del discurso verídico, para garantizar su compromiso con el lector.


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 El marco de referencia

En la filosofía del lenguaje se hace una distinción entre la palabra o grupo de palabras que designan o hacen referencia a un objeto. Así se habla de “designadores rígidos” y “designadores flácidos”. El nombre: El nombre Juan Manuel Santos, por ejemplo, es un designador rígido, pues alude a una misma persona en todos los contextos posibles; por el contrario, si decimos el presidente de Colombia, podemos hacer referencia a muchas personas, dependiendo del contexto.

 El contexto en la comunicación es fundamental para darles sentido a muchas expresiones, particularmente a aquellas que requieren un marco de referencia, es decir, la comprensión del mundo a partir de lo que se conoce y se ha vivido. Los humanos comprenden la realidad de acuerdo con sus experiencias previas y con sus conocimientos. Estos factores componen el marco de referencia que en un acto comunicativo el receptor debe compartir con el emisor para que el mensaje sea interpretado debidamente. No obstante, como existen tantos elementos que pueden condicionar el mensaje, las palabras del emisor pueden ser mal interpretadas. Es común, por ejemplo, que algunos mensajes irónicos sean entendidos como cumplidos: la expresión “me encanta tu forma de ser” puede ser comprendida como un halago o como una burla mordaz para criticar a alguien.

Así que, para conocer el verdadero significado del mensaje, el destinatario debe interpretar el contenido de acuerdo con el marco de referencia del emisor. 


 Los pronombres como indicadores referenciales

 La lengua surge de la necesidad de comunicarnos y, en primera instancia, de la necesidad de hablar sobre lo que nos rodea, es por esto que uno de los tipos de la palabra más importante y común a todas las lenguas son los pronombres, y sobre todo los pronombres personales y demostrativos. Un pronombre es una palabra que reemplaza a un nombre o sustantivo y es fundamental para no repetir el mismo término en el discurso. Por su parte, el concepto del pronombre es tal vez uno de los más importantes para entender el pensamiento humano, dado que alude precisamente a su esencia: la imaginación.

Los pronombres nos permiten preguntar: ¿quién es ese? ¿qué es eso?, Y así, establecer una relación entre un objeto del mundo real y el término que lo abarcará en nuestro pensamiento. Esto demuestra que la referencia está en el origen del ser humano, dado que con el lenguaje el hombre recreó el universo en un código que, a su vez, intentaba representar nuevas formas de asumir la realidad y de interpretarla.

Además, los pronombres constituyen una de las categorías gramaticales más ligadas al contexto discursivo, ya que es el contexto el que nos permite reconocer que es aquello que se remplaza. Por ejemplo, en la oración Vinimos con el papá de Juan, él nos recogió en el colegio podemos deducir, de acuerdo con el contexto, que él hace referencia al papá de Juan. Esta información se obtiene de la primera parte de la oración, pero en el discurso oral es común que se omita el fragmento inicial y, en consecuencia, se tiene que usar señas o gestos para mostrar que él es el papá de Juan. Esto no quiere decir que no se haga referencia al contexto en el discurso oral, también se utiliza, sólo que en este caso se evidencia por medio del lenguaje corporal.

 La Inferencia por contexto

 Así como usamos el contexto para darle significado a palabras como él o esto, también lo usamos para llenar vacíos sobre aquello que no conocemos o que no entendemos en un enunciado.  A este proceso se le llama inferencia por contexto y es una de las actividades de la mente humana realiza cotidianamente. Por ejemplo, si un interlocutor afirma cuando fuimos a Medellín todos los araguaneyes estaban en flor, posiblemente el receptor no conozca la palabra araguaney, sin embargo, se podría inferir que se trata de un árbol o una planta. De esta manera, la inferencia es un acto que realiza el receptor del mensaje para interpretar correctamente la referencia.

El proceso de inferencia consiste, por tanto, en tomar todos los elementos que se conocen de un enunciado y dilucidar qué significa lo que no se conoce. En consecuencia, el éxito de cualquier acto de comunicación depende en gran medida de la habilidad del receptor, para inferir lo que el hablante quiere decir. La inferencia nos ayuda a menudo y, muchas veces, el proceso se da de manera inconsciente; de hecho, nuestro cerebro está completando constantemente todo lo que sentimos para leer el mundo con la información que se presenta por medio de los sentidos. El cerebro es un órgano protector y debe tomar decisiones lapidas para evitar peligros por eso la supervivencia exige inferir inmediatamente todas aquellas señales que representan riesgo, como los sonidos que producen algunos animales, en color de algunas plantas venenosas o el olor de alimentos en descomposición.

Cabe resaltar, que:

La inferencia es un acto que realiza el receptor del mensaje (oyente o lector) para interpretar correctamente la referencia.

El proceso de inferencia de significados es aplicable cuando nos encontramos con una o varias palabras que desconocemos dentro de un texto o una conversación que nos ayuda a entender de forma más clara algo que se está oyendo o conversando.

Procedimientos

1. Leer el texto.
2. Subrayar la palabra desconocida.
3. Determinar, considerando sus características, estructura y
determinantes, si es un sustantivo, verbo, adjetivo, etc.
4. Aislar la palabra, tratando a través de sus morfemas y
constitutivos, de entender su significado.

5. Relacionar la palabra con los componentes de la oración.
6. Buscar una palabra que la pueda reemplazar sin perder el
contexto.
7. Situar la palabra encontrada en el contexto inmediato u
oracional.
8. Revisar si el sentido de la oración no se ha perdido.
9. Determinar el significado de la palabra.


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